MIRANDO AL PASADO
BUSCANDO UN FUTURO… (II)
Hice
una escolaridad bastante corriente. Fui a colegios normalísimos ¡Y con
escaleras! ¡Bueno! Tenía permiso para subirlas antes que los demás. No podía ir
en autobús, así que salía una hora antes de casa para ir caminando. La
gimnasia, exenta por inútil. Ir al
patio era una tortura subiendo y bajando escaleras. Y para volver a casa, con
lo cansado que estaba, mi padre y su 4L lo solucionaban. A mí me daba
vergüenza, pero a algún amigo le daba envidia (ya empezábamos con lo de la
discriminación positiva)
Actividades extraescolares, ninguna.
Miedo, miedo, miedo… ¿Quién se iba a hacer responsable de mí? ¿Qué es lo que me
podía encontrar? ¿Quién iba a solucionar los inconvenientes que surgiesen?
Tantas dificultades y diferencias para
hacer las cosas que los demás hacían, tanto renunciar a lo que para los demás
era normal, empezaba a hacerme sentir un bicho raro, un EXTRATERRESTRE. ¿Qué
pasaba? Pasaba que era MINUSVALIDO.
Nadie tiene la culpa de que seas
minusválido, de que no puedas usar el autobús, de que no puedas ir en metro, de
que el colegio tenga escaleras (a otro compañero lo subían en brazos ¡Que
buenos eran!) ESA ERA LA REALIDAD, tenía que aceptarla.
ENFERMO / MINUSVALIDO. MINUSVALIDO /
ENFERMO, dos palabras que han marcado
gran parte de mi vida. Dos conceptos que se han utilizado y que se utilizan en
muchos momentos para definirme… Bueno, ahora en vez de minusválido queda mejor
discapacitado. Dos conceptos que me han anulado como PERSONA.
Y aprovecho para hacer una pregunta:
¿El
discapacitado nace o se hace?
¿Nace con la aparición de las limitaciones funcionales o se hace con los
constantes mensajes conscientes o inconscientes de infravaloración y con las
continuas dificultades de un medio adverso?
José Conrado Gargamonte
Miembro de la Oficina
de Vida Independiente,
miembro del Foro de Vida
Independiente y Divertad
Miembro de la Oficina
de Vida Independiente,
miembro del Foro de Vida
Independiente y Divertad
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