martes, 24 de abril de 2012

LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS CON DIVERSIDAD FUNCIONAL





LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS

CON DIVERSIDAD FUNCIONAL


¿Qué es dignidad? Es aquello que nos da la potestad de enfrentarnos con lo que entendemos que no está bien, pero va más allá de éste simple hecho. Dignidad es valorarnos a nosotros mismos, dándonos a respetar cuando alguien nos lastima y abusa de nuestra confianza, cuando alguien traiciona nuestra lealtad, o cuando nos molesta la injusticia. Pero la dignidad es también la esencia de lo que es un ser humano integro, noble, con principios, con la moral justa, que ve las cosas con perspectiva. Cada uno de nosotros debe evaluarse y hacer una retrospección del significado que la dignidad tiene en su vida, para así crecer como individuos y fortalecerse en los aspectos del respeto y la responsabilidad con nosotros mismos.
El mensaje del Santo Padre Juan Pablo II a un simposio sobre la dignidad y los derechos de los discapacitados en Roma define lo que es la dignidad humana:

 «La discapacidad radica en los principios fundamentales de la antropología cristiana: la persona discapacitada, aunque se encuentre debilitada en  la mente o en sus capacidades sensoriales e intelectivas, es un sujeto plenamente humano, con los derechos sagrados e inalienables propios de toda criatura humana. En efecto, el ser humano, independientemente de las condiciones en las que se desarrolla su vida y de las capacidades que puede expresar, posee una dignidad única y un valor singular desde el inicio de su existencia hasta el momento de la muerte natural».

Aunque eso es todo lo contrario a lo que se vive en una residencia. Para que no parezca tan fuerte, se disimula que todo lo que se hace es para nuestro bien. Ordenes taxativas en la disciplina, en la salud, etcétera. La verdad, yo no estoy preparado para que se me reprima mis sentimientos ni mis posibilidades de ser útil en mis cosas tiene que ser lo que ellos digan aunque no te sientas motivado y por lo tanto yo no tengo sentido común. Los expertos son los de la junta y la directora que ejecuta lo mejor posible lo que ellos deciden que es lo ideal  para nosotros.
Los miembros de la directiva son asiduos, como yo, a los actos religiosos de la parroquia. Ello, se supondría que tienen claro lo que es tener una conciencia moral cristiana, y que a igual que el Papa, están de acuerdo con el concepto de dignidad.
            Pero su actitud cotidiana como miembros de la junta de la residencia me ha hecho ver que el hecho de ser practicante cristiano, tener títulos universitarios o trabajar como altruista no te hace la persona más idónea para entender al otro como persona. Quien dice los miembros de la junta, dice también el personal a su cargo, que están veces más discapacitados mentalmente que el residente. Sin ir más  lejos una cocinera de la residencia le decía a una cuidadora con sumo desprecio: «eres mas tonta que los residentes».  Ésta es la cruda visión que se tiene de los residentes… por quienes los cuidan.
Hace mucho tiempo que pienso que no nos deben tratar como inferiores. Que hay que emprender una lucha para que nos dejen de considerar  minusválidos. Pienso, además, que hay otra causa, que no es otra que la de la dignidad, porque no hay ningún ideal que no sea profunda y radicalmente humano. Sé, por experiencia propia, que el hecho de padecer una discapacidad, no me hace ni mejor ni peor a nadie.
Defiendo la dignidad de aquellos a los que se les niega. Defiendo la dignidad de aquellos que están postrados y menospreciados, defiendo la dignidad de aquellos a  niegan el poder decidir y tener una responsabilidad sobre sus vidas. Éste es el primer paso a la libertad. No veo la lucha por la integración de discapacitados sino, más bien, la lucha de personas con diferentes problemas funcionales. Así lo declaró también el Grupo de Diversidad Funcional hace unos meses:
«Es hora de reconocer que nadie es normal, que todos los cuerpos funcionan de manera diferente pero que sólo algunos son discriminados por este hecho; que lejos de ser un problema, la diversidad humana en general y la diversidad funcional en particular son la característica más profundamente humana que nos define como especie. Somos seres gregarios, vivimos en comunidad, colaboramos para convertir la fragilidad intrínseca de cada ser humano en una misma dignidad humana que nos iguala, que nos une y que nos proporciona las herramientas sociales necesarias para convivir con libertad, paz y justicia».
            Si hay dignidad habremos dado un paso decisivo. Hemos de educar a la sociedad partiendo de nuestra dignidad, porque los que se creen que son bien capacitados, que viven en la más sencilla incomprensión, creyéndose seres superiores cuando en realidad son muy brutos y primarios: se creen que saben algo de ti, pero no saben día. De los personas con capacidad funcional sólo saben ellos. Hay una pancarta de una manifestación que se hizo célebre, y con razón: «nada sobre nosotros, sin nosotros».
Compañera y compañero: de ti sólo sabes tú. Hemos de enseñarles.

Jesús Córdoba García
Humillados y ofendidos, residentes de AFAP

1 comentario:

  1. Son principios que no se tienen en cuenta ya que priva mas la economia que laas personas.

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