…Y, AL FIN, MI ESTANTERÍA Y LA CORTINA
Cuando la
ignorancia ataca lo que es importante.
En
la comprobación por los miembros de Inspección del Servicio de Inspección y
Registro del departamento de Bienestar Social y Familia de la Generalitat de
Cataluña de los hechos que motivaron nuestra queja, se anota en el décimo
párrafo:
Respecte al mobiliari de cada habitación,
totes les habitacions disposen de prestatgerías, unes 3 per usuari. La
dirección del centre ens va explicar que havien hagut de treure un parell de
prestatgeries en una habitación per poder posar les cortines, d’acord amb
l’Annex 5.2.4 de la Ordre 15 de juliol de 1987 pero l usuari les va treure.
Resulta sorprendente el inicio de
este párrafo, porque es pura y llanamente una
solemne mentira. Dice que todas las habitaciones disponen de tres
estanterías, pero esto es totalmente falso. En realidad, la mayoría de
habitaciones sólo tienen una, a
excepción de algunos de los residentes anteriores a la entrada de la Directora
Técnica (por ejemplo, yo tengo once y me
ha robado una). Lo que ocurre es que, a toda prisa, la directora colgó dos
estanterías en la habitación 409, y fue precisamente ésta la que mostró a las
monitoras. Pero cuando una persona ha sido acusada repetidamente de mentirosa
quizá fuera oportuno ver todas las habitaciones y comprobar así la fiabilidad
de la Directora Técnica del Centre. ¿Por qué no lo hicieron?
Foto
número 1.— En el hueco que queda junto a la cortina, había una estantería, que
la Directora Técnica del Centro sacó. Ésta, que fue la primera, no se hace cuestión:
se le propuso ponerla al lado, en la pared derecha, pero no quiso. Ésta si
estaría afectada si se instalara la cortina, pero no hay que olvidar que la
Directora Técnica del Centro se
comprometió a no instalarla. Y, de hecho, se terminó de pintar y los
operarios se fueron sin instalar cortina
alguna. La aparición de la cortina el 21 de noviembre constituye una
mentira clara y rotunda de la dirección de esta residencia. No hubo siquiera un
aviso: nada.
Sigue el párrafo con la explicación de la directora, que
dice que tuvo que sacar dos estanterías «para poder poner les cortinas», lo
cual es una sarta de embustes. A principios del mes de julio la Directora
Técnica se avino –finalmente: desde marzo— a discutir qué quería quitar. Quiso quitar una estantería junto a la ventana,
y yo estuve de acuerdo, porque me era cada vez más difícil acceder a ella (foto
1). No cuestionó ninguna otra estantería (salvo una propiedad de la residencia).
Después pasamos a hablar de la cortina: le dije que no hacía ninguna falta,
puesto que ya tenía la persiana. La Directora Técnica dijo: «Mejor. Todo esto
que nos ahorramos».
Al acabar
el mes de julio, cuando se pinto la habitación, desapareció una estantería
(propiedad mía): la tiró dónde no pudiera alcanzarla. Le pregunté por ella, y
dijo que la cambiara por otra, porque era negra. Me ofrecí a buscarle una nueva,
y se negó. Pero esta estantería no tenía nada que ver con la cortina, porque la
separaba casi la mitad de la pared, quedando en medio una estantería de seis
estantes y la nevera (foto 2). La estantería era una pequeña, que hacía juego
(por tamaño) con una que tenía enfrente (foto 3). Fue dando largas, hasta que
quedó claro que la había arrancado como
símbolo de su poder.
Foto
número 2.— La foto muestra el lugar de la estantería –de dos cuerpos— que la
Directora Técnica del Centro hizo desaparecer con la excusa «de que era negra»,
y que no volvió a colocar. Excusarse en
la colocación de la cortina es un absurdo y un embuste. En la foto se ve la
estantería grande y la nevera que separan el lugar de la cortina del lugar
donde fue arrancada la estantería (que iba enfrente del lugar de mi
escritorio).
Se
acabó la pintura, quedando mi habitación sin ninguna cortina.
El 21 de noviembre al entrar en mi
habitación encontré la cortina, le pegue un golpe y se descuajaringó toda. La
Directora Técnica –que había mentido al decir que no la colocaría— y la Junta
Directiva –¡amparándose en Bienestar y
Familia!— me impuso una sanción de 95 euros, que, al no tener ni un duro de
cuota de libre disposición, pagaron mis
hermanos menores.
Hacerle caso a una embustera —y la
Directora Técnica lo es— conlleva algunas veces el riesgo de faltar por
completo a la verdad, aunque se proteja inteligentemente con «la dirección del
centro nos explicó».
Pero el despiste es mayor cuando
citan el Anexo 5.2.4 de la Orden 15 de julio de 1987: la hemos leído y releído.
Jolín: ¿va en serio? Porque, de entrada, no
dice nada de la cortina. Y, luego, serviría para, anexo en la mano, cerrar
la residencia y someter a juicio los miembros de la junta, dios no lo quiera.
La cuestión de las estanterías tiene
que ver con las necesidades de cada cual. No sólo las estanterías, sino
cualquier cosa que el residente quiera colocar: desde una nevera hasta fotos de
chicas (o chicos) desnudas. Lo que pongan es que lo necesitan. La responsabilidad de la Directora Técnica
debería ser respetar esto porque el bienestar del residente tiene que ver con
ello (aunque otros puedan discrepar de esta necesidad).
Los residentes somos diferentes, y
nuestras necesidades son distintas. Pero no es de recibo una Directora Técnica
que le importa un bledo las necesidades de los residentes. Una Directora
Técnica del Centro que arranca estanterías sin dar explicaciones y coloca una
estantería, sin avisar, cuatro meses después de haberse comprometido a no
colocarla.
Foto
número 3.— En frente de la estantería arrancada, hay otra igual –pero de color
madera— que hace juego con aquella, que queda como señal de la infamia. El
contenido de la estantería sigue en el suelo de la habitación, esperando que
llegue el día en que vuelva a su lugar.
Me repito: ya lo sé. Pero en el decreto
318/2006 de los servicios de acogida residencial pera personas con discapacidad,
se incluye el artículo 9, dedicado a las «actuaciones complementarias a los
servicios de acogida residencial», en el que se lee lo siguiente:
La Administración de la Generalidad, como complemento de los
servicios de acogida residencial para personas con discapacidad definidos en
este Decreto, promoverá los servicios y los programas dirigidos a posibilitar
que las personas con discapacidad puedan llevar una vida autónoma e
independiente.
«Posibilitar que las personas con
discapacidad puedan llevar una vida autonoma e independiente» es el principal
objetivo al que debe aspirar una Directora Técnica: aspirar, pues no esta dicho
que lo logré, las residencias han de desaparecer, aunque esté sea otro
debate. Todos –a casi— los residentes
tienen heridas causadas por la dirección. La primera tarea de una nueva
directora técnica habría de ser restañarlas y contribuir, mientras haya
residencias, a lograr esa comunidad en la que podamos apreciar el valor de la
tranquilidad.
Josep Torrell
Humillados y ofendidos,
residentes de Afap
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