¿Pero cuántos menús
hay?
En la comprobación por los miembros de Inspección del
Servicio de Inspección y Registro del departamento de Bienestar Social y
Familia de la Generalitat de Cataluña de los hechos que motivaron nuestra
queja, se anota en el quinto párrafo:
Pel que fa a la programación de menús per
a las diferents dietes, el centre compta amb 13 diferents tipus de dietes
personalizades. També es va comprobar que els menús estan programats per quatre
semanas d’estiu i quatre d’hivern, i només están exposats en una pisarra els
menús del dia.
La lectura atenta de este párrafo nos dejo poco menos que
turulatos y un poco turbados. ¿Qué la residencia AFAP cuenta «con 13 diferentes
tipos de dietas personalizadas»? Dios santo: ¿y que hacen con tantas? Debe ser
un problema irresoluble, porque a la amable cocinera del mediodía le crecen los
enanos cuando tiene que dedicar los tres fuegos a hacer un primero. Así, el
martes día 6 de marzo, habían –según los ingeniosos menús— los siguientes
manjares: «judías estofadas» (para los del menú normal), «judías guisadas»
(para los de hipocalóricos) y «judías hervidas» (para mí, en tanto que afecto a
hemodiálisis). ¿Qué hacer ante la imposibilidad de la cocinita que tenemos? Hic rodus, hic salta. Aunque, la verdad,
hizo lo que era más sencillo: judías guisadas para todos, y santas pascuas. Los
residentes, por lo demás, contentos y saciados.
Después de
mucho cavilar, se hizo la luz en nuestras entendederas: no se referían a «13
diferentes tipos de dietas» sino más sencillamente a «13 residentes con dieta»,
que se resumen en cinco distintos: normal, hipocalórica, vegetariano, dieta
árabe y dieta con potasio limitado (que los responsables del centro siguen
denominando, incansables al desaliento, como dieta de «hemodiálisis»).
Este error
en las 13 menús, bromas aparte, nos parece muy ilustrativo de lo que Raymond
Williams denominaba «estructura de sentimiento»: aquello que todos los
británicos saben, pero los extranjeros no llegan a desentrañar nunca de Gran
Bretaña; o, por así decir, aquello que
todos los residentes saben, pero que el más sagaz inspector no acierta a ver.
Por ejemplo, que hay sólo cuatro fuegos en la cocina, y punto. ¿Qué hay que
hacer más? Pues se hace, pero antes… y lo comerá frío.
Esto son cosas que los residentes saben
bien, pero pasan desapercibidas ante una visita de inspección. Y, digámoslo
claro, hay muchas cuestiones que «no se acierta a ver» y que, sin embargo, son
cuestiones que soliviantan el aire de la residencia y crean un mal ambiente
entre los residentes. Por ejemplo, los gritos y las faltas de respeto hacia los
residentes por parte de los cuidadores. ¿Cómo se evalúa esto? ¿No basta pedir
la dimisión –como se hizo— de la directora técnica para que esta situación sea
clarividente?
Por lo demás, el resto del párrafo era
claro y sencillo. Por ejemplo, «los menús están programados por cuatro semanas
de verano y cuatro de invierno», pero, claro, el otoño-invierno dura seis meses
y la primavera-verano otros seis. Los cinco meses que faltan en cada uno se
explican sólo por la repetición hasta
la extenuación del único menú disponible. ¿Menú variado? ¿Dónde dice que lo ha
visto? Aquí no, por supuesto.
O, por ejemplo, la mención a que «sólo
están expuestos en una pizarra del menús del día». Es decir, no están expuestos en ningún sitio los
menús del mes, que suelen estarlo en todas las residencias (o esto nos han
asegurado gente que sabe).
¿Por qué no exponen todos los menús en un
lugar público? Más aún: ¿por qué no los hacen firman por los residentes, si
están de acuerdo? Un menú firmado por mí es una garantía de que, en principio,
no habrá problemas con ello… salvo que lo que sirva la cocina sea
diametralmente opuesto a lo que está escrito. Pero la dirección del centro considera
que los menús son solamente para «expertos», ocultándolos a los residentes.
Pero entonces incurre en un insulto grave a la persona al quitarle la decisión
sobre qué comer y, en general, la capacidad de decidir sobre lo que afecta
personalmente.
En cualquier caso, los menús mensuales aparecerán
porque las autoridades lo dirán, y la residencia no tendrá más remedio que
cumplir las disposiciones que les rigen en tanto que residencia concertada.
…pero yo no pasé de escribiente, pasante
o meritorio
Josep Torrell
Humillados y ofendidos,
residentes de AFAP
No hay comentarios:
Publicar un comentario